Esta técnica mejora la resistencia al corte del suelo en las superficies potenciales de rotura, por la inserción de anclajes pasivos o pernos de refuerzo.
Se emplea fundamentalmente para:
Reforzar el terreno bajo cimentaciones.
Estructuras de contención
Crear taludes escarpados
Reforzar taludes (verticales y subverticales), potencialmente inestables